Imaginem um país, governado por um primeiro-ministro.
Este tenta aprovar uma medida que exige o voto favorável de 2/3 da assembleia. A medida é rejeitada.
Todos juntos, conseguiremos. Pelo Sporting, «Não Passarão!».
- Recompra a valor de bolsa ou ao valor nominal das restantes acções no mercado
- Emissão de empréstimo obrigacionista, remunerado à taxa fixa de 3%, com prazo de 3/4 anos
Num período de 3 anos esta operação, num montante de cerca de 40 M.€, permitiria:
- Remunerar parte do juros em serviços Sporting, tentando aproveitar um possível efeito fiscal
O investimento seria por exemplo de apenas 1.000 €, para 40.000 investidores (Sócios ou adeptos).
-Y pensar que fui yo el que les inventé esos nombres.
-¿Alias? -pregunté, gemebundo-. ¿Musante no se llama Musante? ¿Renovales no es Renovales? ¿Limardo no es el genuino patronímico del ídolo que aclama la afición?
La respuesta me aflojó todos los miembros.
-¿Cómo? ¿Usted cree todavía en la afición y en los ídolos? ¿Dónde ha vivido, don Domecq?
En eso entró un ordenanza que parecía un bombero y musitó que Ferrabás quería hablarle al señor.
-¿Ferrabás, el locutor de la voz pastosa? -exclamé- ¿El animador de la sobremesa cordial de las 13 y 15 y del jabón Profumo? ¿Estos, mis ojos, le verán tal cual es? ¿De verás que se llama Ferrabás?
-Que espere -ordenó el señor Savastano.
-¿Que espere? ¿No será más prudente que yo me sacrifique y me retire? -aduje con sincera abnegación.
-Ni se le ocurra -contestó Savastano-. Arturo, dígale a Ferrabás que pase. Tanto da...
Ferrabás hizo con naturalidad su entrada. Yo iba a ofrecerle mi butaca, pero Arturo, el bombero, me disuadió con una de esas miraditas que son como una masa de aire polar. La voz presidencial dictaminó:
-Ferrabás, ya hablé con De Filipo y con Camargo. En la fecha próxima pierde Abasto, por dos a uno. Hay juego recio, pero no vaya a recaer, acuérdese bien, en el pase de Musante a Renovales, que la gente sabe de memoria. Yo quiero imaginación, imaginación. ¿Comprendido? Ya puede retirarse.
Junté fuerzas para aventurar la pregunta:
-¿Debo deducir que el score se digita?
Savastano, literalmente, me revolcó en el polvo.
-No hay score ni cuadros ni partidos. Los estadios ya son demoliciones que se caen a pedazos. Hoy todo pasa en la televisión y en la radio. La falsa excitación de los locutores, ¿nunca lo llevó a maliciar que todo es patraña? El último partido de fútbol se jugó en esta capital el día 24 de junio del 37. Desde aquel preciso momento, el fútbol, al igual que la vasta gama de los deportes, es un género dramático, a cargo de un solo hombre en una cabina o de actores con camiseta ante el cameraman.
-Señor, ¿quién inventó las cosas? -atiné a preguntar.
-Nadie lo sabe. Tanto valdría pesquisar a quién se le ocurrieron primero las inauguraciones de escuelas y las visitas fastuosas de testas coronadas. Son cosas que no existen fuera de los estudios de grabación y de las redacciones. Convénzase, Domecq, la publicidad masiva es la contramarca de los tiempos modernos.
-¿Y la conquista del espacio? -gemí.
-Es un programa foráneo, una coproducción yanqui-soviética. Un laudable adelanto, no lo neguemos, del espectáculo cientifista.
-Presidente, usted me mete miedo -mascullé, sin respetar la vía jerárquica-. ¿Entonces en el mundo no pasa nada?
-Muy poco -contestó con su flema inglesa-. Lo que yo no capto es su miedo. El género humano está en casa, repatingado, atento a la pantalla o al locutor, cuando no a la prensa amarilla. ¿Qué mas quiere, Domecq? Es la marcha gigante de los siglos, el ritmo del progreso que se impone.
-¿Y si se rompe la ilusión? -dije con un hilo de voz.
-Qué se va a romper -me tarnquilizó. -Por si acaso, seré una tumba -le prometí-. Lo juro por mi adhesión personal, por mi lealtad al equipo, por usted, por Limardo, por Renovales.
-Diga lo que se le dé la gana, nadie le va a creer.
Sonó el teléfono. El presidente portó el tubo al oído y aprovechó la mano libre para indicarme la puerta de salida.
foto: mark holthusen
Na semana em que o campeão europeu de pista coberta (coisa simples num país que nem dispõe duma) mereceu destaque na pág. 19 (isso mesmo) do Jornal do Sporting, o General Franco volta a atacar raivosamente o ecletismo. No jornal onde praticamente todas as semanas, um dos atletas do clube se queixa da falta de um pavilhão, comprova-se hoje o velho adágio: mais depressa se apanha um demagogo que o Rui Patrício um atraso do Polga.
General Franco tinha prevenido que os resultados da sondagem mereciam uma grande reflexão, pois:
“…90% dos inquiridos nunca foram ver uma prova. Pior que isso, cerca de 80% nunca viu mais do que um ou dois jogos na TV.”
“60% quer um pavilhão, mas tem de ser em Alvalade. Se não for em Alvalade, só 54% quer estas instalações.”
“51% não está de acordo em comprar um lugar, mas 74% quer ter modalidades. No entanto, 70% não está de acordo que seja o futebol a pagar modalidades.”
Ora reflictam clicando aqui.
E afinal o que temos? Temos, mais uma vez, de repor a verdade adulterada pelo General Franco. De uma amostra ‘geograficamente representativa da massa associativa’ podemos inferir que:
Calma! Numa coisa ele diz a verdade: “Portanto contas feitas, isto tudo não dá sequer zero. Dá menos de zero.”
Ora… 1 geração roquete = -1 pavilhão - 1 pista de atletismo = - público - pagantes - sócios - milhares de espectadores - milhares em proveitos e receitas , Sim, isto dá menos de zero.